Acá estoy, derrotado. Vuelvo después de mucho de no estar presente, condenado por mis propias palabras. No soy un blogger prodigio, no tengo feeling con la comunidad cibernética, no amazo mis ideas a través de un teclado cada vez que puedo. De hecho, hay veces que ni siquiera me acerco a ellas.
Pienso en mi fracaso y no lloro, porque estoy de vuelta, y no hay nada mejor que una nueva oportunidad para volver a arruinarlo todo.