lunes, 28 de marzo de 2011

sábado, 26 de marzo de 2011


Quedan todos formalmente invtados a dejar sus comentarios. Sepan que son bienvenidos todos, hasta los que, por prejuicio, corren la cara ante la palabra.

Un comentario es el puente que por este medio me impulsa, me da vigor, fuerza vital, es el que me incita a tipear como nunca he tipeado. Por eso los invito a comentar, pero si (y sólo si) han leido.

lunes, 21 de marzo de 2011

Random - Parte I

Nos mirábamos asustados por lo desconocido, lo futuro. Nos besamos apresurados, tristes, beso salado de lágrimas. Luego, yo salí fingiendo un paso decidido. No sabíamos si volveríamos a vernos. Es mejor pensar que sí, para llevar menos equipaje. Subí a la terraza y encendí mi avioneta. Con sus años vividos, la confianza de mí hacia ella había menguado. Tal vez soportara el viaje, tal vez no pudiera. Pero es mejor pensar que sí, para llevar menos equipaje.
Adivinando el botón correcto, la avioneta se elevó, medio tambaleándose pero queriendo demostrar firmeza en el andar. Las plumas de sus alas iban desprendiéndose de a una, como liberándose de un bolso innecesario.
¿Cuál era el consejo que él me había dado? Este fue: -Háblale con palabras agradables. Cuéntale historias de guerreros y seres de otros tiempos-.
Le hablé de Napoleón, de Freud, de los duendes y los magos, de la primera computadora, de la última, del Renacimiento, de la magia buena y mala, de la destrucción total y la reconstrucción del Planeta. De las nuevas tecnologías y el valor de lo anterior; y con cada palabra parecía perder dureza en sus músculos de hierro, y ya no sólo nos elevábamos: estábamos volando.
Finalmente pude relajarme y mirar el paisaje: las montañas de tierra yerma y los pozos kilométricos que las bombas habían dejado hace varios cientos de años. Agujeros completamente negros, inundados de átomos de vacío radiactivo y fluorescente. Fluorescentemente negro. Eran inexplorables, blandos e interminables en lo profundo, una herida en el planeta de la vida primera.
De repente, empezaron las explosiones: grandes propagaciones inmediatas de ruido y fuego azul, y de polvo caliente. Aumenté la velocidad, tratando irrealmente de permanecer traquilo. La avioneta se tambaleaba, perdía el equilibrio leve del aire, lloraba de cansancio, de real cansancio. Pero volaba.
No sé cuanto duraron las explosiones, pero no importaba ya, las había atravesado con éxito, y ahora llegaba a la tierra donde se puede nacer.

martes, 15 de marzo de 2011

Proximamente... "Random"

Hola a todos. Esta breve aparición tiene un objetivo más que concreto. Quiero contarles que, a partir de este momento, este blog será, entre otras cosas que aún están por verse, el lugar de publicación de una historia de mi autoría a la que he llamado "Random".
Esta historia fue publicada en el maravilloso Pegote, publicación independiente en el que se publicó durante casi dos años esta historia y otras excelentes también.
Hay una información que necesitarán tener al leerla: Random es una historia en partes, pero esas partes estarán en desorden. Ustedes verán que, con cada publicación, se suceden las partes en una cronología perfecta. Pero no será así. Las partes, aunque estén numeradas sucesivamente, carecerán de orden, es más, estarán deliberadamente desordenadas. Las únicas partes que ocuparán los lugares correspondientes serán la primera y la última.
Para terminar con esta ola de informaciones y aclaraciones, les cuento que el (des)orden asignado a cada parte será el que fue elegido durante la publicación de "Random" en El Pegote.
Deseo que esta historia llegue a destino; ya es una felicidad para mi tener este espacio en donde darle una importancia que no merece, pero que se atribuye descaradamente.
Así es, así soy, así somos.

jueves, 10 de marzo de 2011

Me gusta observar a la gente. A veces me gusta sentarme en un bar, en una mesa al lado de la ventana y mirar a la gente pasar: caras en movimiento que pasan mirando hacia adentro, buscando una cara quieta que observar, caras fugaces que espían de la forma absurda en la que un niño comete un acto prohibido. A veces, incluso, me concentro en parecer atento en algo propio, en aparentar indiferencia en el afuera, y me gusta, sin embargo, percibir aquellas caras en movimiento que pasan buscando la intimidad del otro, esa intimidad particular que tiene la gente en los bares, cuando el afuera le es indiferente. Esas caras pasan y yo atento a mi libro, al diario, al televisor enmudecido... Esas caras ven, y yo sé que ven. Me gusta eso. Siento confianza con esas caras, siento complicidad, pero una complicidad de la que no se han percatado, porque es innecesario que lo hagan.
De poder hacerlo, recordaría todas esas caras, para alegrarme al volver a cruzarlas un día. Pero no puedo, porque hay demasiadas caras en esta ciudad, y demasiados bares, y demasiados "afueras" para abarcarlos a todos. Y eso es maravilloso.