miércoles, 20 de abril de 2011

Lo que me sucede en las esquinas.

Cuando me despido de alguien me gusta observar cómo se aleja. En parte debe ser porque las despedidas siempre me dejan un leve vacío, una falta; porque no da lo mismo estar que no estar, o dejar de estar. Vivo cada despedida, cada abrazo de adiós, como un brevísimo y hondo abandono mutuo, como la ruptura insalvable de algo compartido que ahora es negado.
Cuando veo a alguien alejarse de mi, pienso que tal vez sienta lo mismo, y siento. Pero tal vez no lo sienta. Y si no lo siente, ¡qué alegremente tonto habré de sentirme al descubrirlo, observando un momento más, un segundo más! Y me volveré, emprendiendo la marcha nuevamente, con una ridícula sonrisa en los labios.

4 comentarios:

Iru dijo...

Que capacidad de reflejar...

Iru dijo...

Algo lindo que también sucede en las esquinas: cuando estas a la espera del encuentro con alguien querido, y se retrasa.... entonces miras por la calle por donde crees que llegará... y lo reconocés a una cuadra, a veces a más distancia aún... no le ves la cara, no sabés por qué, pero ese andar no te deja lugar a dudas... Eso llena un poco el vacío que dejan los abrazos de despedida...

Anónimo dijo...

Doblar esquinas

Damian dijo...

no había caído en la cuenta de que me pasa esto siempre... y lo expresaste tan bello! te a m o